Al caer la tarde, el sol pinta el cielo de naranjas y morados como un cuadro vivo. Las sombras largas se alargan, y la brisa suave trae el eco lejano de días que se van.

Las flores se cierran, y las estrellas despiertan, y la noche se adorna con sus brillantes posibilidades. Así, en el crepúsculo, el mundo se transforma, y en cada paso que doy, la noche se abraza a la tierra.

  • José de San Martín